El espíritu del lunes

“Cuando te encuentres sin ganas de levantarte en la mañana temprano, hazte este razonamiento: "Me levanto ahora para hacer las actividades de un hombre; y yo tengo humor para realizar aquello para lo que fui mandado al mundo? ¿Fui diseñado para nada más mantenerme cómodo bajo las sábana?" Marco Aurelio. Es como levantarse en la mañana, nuestro pensamiento va a: ¿Cuál es mi programa para hoy? ¡La misma rutina! “La ronda común, el trabajo trivial ¿Qué trabajo más deprimente?, se puede pensar ¡Ay, voy a dormir un ratito!” “Por otro lado, puede que el despertarnos nos recuerde que hoy es el día para ese trabajo que hemos estado esperando.” Con una energía digna de Apio Claudio, saltamos de la cama y nos vestimos con premura para emprender la aventura. La mañana del lunes, después de un día de descanso y recreo lejos de la atmósfera de trabajo, nos regresa a la tarea diaria, a moler hasta que el siguiente sábado viene a redimimos. Así seguimos, contando los pasos. Por otro lado, para algunos de nosotros, significa el comenzar con entusiasmo, renovado vigor y espíritu alegre a enfrentar las olas de nuestro trabajo. “La aurora debe significar para nosotros, como para los griegos, la restauración diaria del apasionado placer y la vida perfecta, el encanto de energía nueva en cada uno de los nervios y el tener sobre nosotros más paz que la paz de la noche en el poder de la madrugada". Ruskin Mi hijita fue tirada una vez de su caballo. Éste había estado dos días en el establo, sin ejercicio y bien alimentado con avena. Expliqué su comportamiento como debido a lo que llamamos “enfermedad del lunes en la mañana” que ocurre cuando un caballo ha tenido dos días de descanso y sale al campo, lleno de energía para reanudar su trabajo. El caballo nos enseña lo que el espíritu del “lunes en la mañana” debe ser. Nuestro trabajo se vuelve ligero cuando lo vemos como un juego, donde jugamos en equipo, cada uno en su lugar, todos luchando por el bien del conjunto; y cuando captamos el espíritu de esto, pronto encontramos que no es sólo un juego sino un gran juego. ¿Y qué es lo que hace de nuestro trabajo un juego en vez de una carga? Precisamente esto. Si consideramos nuestro trabajo por lo que podemos obtener de él, vamos a estar pendientes del reloj ya contar los pasos de nuestra rueda de molino, oprimidos siempre con la idea de esclavitud. En el momento que adoptamos el otro punto de vista, y vemos lo que podemos darle a nuestro trabajo, nos parece agradable y en vez de tener que hacerlo, queremos hacerlo. Lo emprendemos alegremente con una sonrisa, y cuando emprendes un trabajo sonriendo se acabaron las dificultades. Entonces el trabajo se convierte en un placer, no sólo en un juego. Para tener éxito en una carrera, en los negocios, al joven se le dice que lo tendrá sólo si se hace indispensable. Esa es la palabra, y ese el objetivo si es listo; estar preparado para asumir otro trabajo con poco tiempo de anticipación si el que lo desempeña se enferma o falla. El que toma su carrera en serio; trata de conseguir lo que puede para sí. Pero esto no hace de su trabajo un placer o un juego. El no gana el éxito verdadero. Es todavía un esclavo aunque sea de su propia ambición. La libertad de expresarse uno mismo es el mejor camino al éxito. Mira más allá del trabajo de tu escritorio o de tu mesa y verás qué resultado tendrá para otra gente. Hazlo bien por ellos. El servicio con su campo más amplio, trae la mayor recompensa. La satisfacción es el éxito. Dean Inge, ha dicho: “No es el trabajo, o la clase de trabajo, sino el espíritu con el que se hace lo que lo convierte en servil o libre, honorable o degradante.” El artesano se enorgullece del resultado de su trabajo, ya sea que su arte sea manual o intelectual. El más humilde empleado o mecanógrafa puede, introduciendo su habilidad o su originalidad en lo que pueda aparentar rutina, distinguirse en comparación con sus compañeros y lograr crédito para su empresa. Recuerdo a un joven ingeniero que decía cuando llegó la orden de su sindicato de hacer una huelga de “brazos caídos”: “Cómo puedo irme y dejar un trabajo como este a medio hacer”. Estaba en esa envidiable y obtenible etapa de estar enamorado de su trabajo. En mi trabajo, el ejército, he conocido lo arduo de intentar, hora tras hora, día tras día, entrenar un escuadrón de jóvenes reclutas estúpidos en la plaza de las barracas para hacerlos autómatas, todos lo más cerca posible a un patrón. Era mortalmente aburrido, una rutina poco satisfactoria hasta el bendito día cuando descubrí que esos tontos eran hombres en potencia y que si los tomaba y estudiaba por separado, cuando menos encontraba un cinco por ciento bueno en ellos, en alguna parte, y que esto bueno, si se tomaba y se aprovechaba, podía ser usado para sacar lo malo, y que en lugar de volver a cada recluta una máquina, estaba en mí poder volverlo un individuo, un hombre, un soldado y lo que es más, un ciudadano para su país. Lo aburrido de la rutina se fue y en su lugar quedó la aventura y el deporte de descubrir el cinco por ciento de lo bueno, de conquistar una mente humana, y de desarrollar el carácter individual hacia un nuevo nivel, trayendo toda la satisfacción de un trabajo satisfactorio logrado por la propia mano útil para el hombre mismo y para su país. Un gran juego, y valioso. De modo semejante puedes buscar y atrapar el cinco por ciento de deporte que hay en tu trabajo; saca la rutina de tu oficina, tu taller, tu granja o tu escuela haciendo de este lugar de trabajo tu diversión amando tu trabajo y poniendo en tu profesión todo lo que puedas para otros, en vez de tratar de obtenerlo todo para ti. ¿Qué le da al caballo su energía del lunes? No es solamente el descanso del domingo, sino el maíz. Piensa que no es sólo el descanso corporal y mental que tienes el domingo lo que te restituye vigor para el lunes, sino el estímulo moral que has absorbido con el refresco espiritual de ese día. Será tuyo si lo buscas, y te durará por toda la semana dándote un plano superior y un panorama más amplio, lo que lo convertirá en un alegre juego de auto-expresión en lugar de la fastidiosa tarea impuesta a un esclavo que tiene pena de sí mismo. ¡Así que juega, y juega el juego! Actúa tu parte, no por ti, sino por tu equipo, por tu país, por el género humano. Entonces esperarás la mañana del lunes no con disgusto, sino con gozoso anticipo por la nueva aventura que trae. BADEN POWELL-TROPIESOS DE LA VIDA Y CÓMO ENCARARLOS

No hay comentarios: